EUROESCEPTICISMO: NOTAS HISTÓRICAS Y SIGNIFICADO POLÍTICO

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Versión italiana, versión inglesa.

Abril 2019 – poco más o menos de un mes a las próximas elecciones europeas, a través de las cuales casi 375 millones de ciudadanos europeos votarán para elegir a los eurodiputados de la IX legislatura europea y por consiguiente decidir el destino de la UE para los próximos cinco años.

En las elecciones europeas de 2009, el resultado de los partidos euroescépticos fue en general poco influyente: los peores resultados se registraron en Polonia, Suecia y Dinamarca. De todas maneras, las elecciones europeas del 2014 vieron un crecimiento sustancial de los europarlamentarios euroescépticos con el inherente aumento de su popularidad y visibilidad en los debates y sesiones plenarias del Parlamento europeo.

En los últimos cinco años, dentro de la orientación crítica de los movimientos euroescépticos, se han puesto en cola muchas figuras políticas que han criticado, más que el proceso de integración, una burocracia excesiva dentro de las instituciones europeas y la adopción de la moneda unica en detrimento de la soberanía monetaria nacional. Al tema del euro y de la integración política también se ha agregado progresivamente al tema de la inmigración e de los confines nacionales, luego desafíos en materia de seguridad y de migración que han afectado a la mayoría de los países euromediterráneos y que han experimentado la incapacidad de la UE para encontrar una política común efectiva a nivel europeo.

Además, la crisis económica, política y social de nuestro continente, principalmente provocada por el colapso de Lehamn Brothers, ha tenido también graves consecuencias electorales a largo plazo. Efectivamente, muchos ciudadanos europeos han expresado posteriormente su frustración electoral, tanto a nivel nacional como europeo. Frente a la crítica situación económica, millones de ciudadanos europeos han seguido propuestas electorales anti-inmigración y antieuropeas, de lo cuales la Brexit (2016) y las elecciones italianas del 2018 han representado el punto de culminación.

Muchos periódicos europeos coinciden en que las elecciones europeas 2019 pueden representar, de hecho, un punto de inflexión para el futuro de la Unión Europea, un momento decisivo para decidir entre una “Europa de las naciones” y una Europa de las instituciones supranacionales basadas en el método comunitario de la acción política.

En vista de esta cita ineludible con la historia, luego surgen espontáneamente algunas preguntas: ¿Qué significa políticamente ser euroescéptico? ¿Qué es el euroescepticismo realmente?

Es difícil identificar una definición inequívoca y perfectamente exhaustiva del concepto político de “euroescéptico”, ya que el euroescepticismo tiene un caracter multidimensional, dinámico y aleatorio. De hecho, puede, por ejemplo, unir fuerzas políticas diametralmente opuestas. Sin embargo, el euroescepticismo se caracteriza principalmente y generalmente por ser un fenomeno extremo, sea de izquierda o derecha. Los partidos extremos de la izquierda consideran que la UE es el pináculo del proyecto capitalista, mientras que, por el contrario, los partidos de extrema derecha interfieren con la UE como un “Leviatán ordenador” que contrasta con la defensa y la soberanía de los países nacionales.

El término ha asumido diferentes connotaciones en numerosas campañas electorales, pero su origen se remonta a los años ‘80 y ‘90.

Normalmente se supone que el término se usó por primera vez en un artículo del Times que hablaba de la entonces Primera Ministra británica Margaret Tatcher. Otras fuentes afirman que esta expresión fue utilizada en un artículo del The Economist por el politólogo Ronald Tiersky, quien definió ciudadanos más euroescépticos “aquellos que defienden sólo la mínima integración europea que garantice la paz y la prosperidad, tratando de preservar el mayor grado de soberanía nacional posible”. Aún según otros analistas políticos como Hooghe y Marks, con euroescepticismo se entiende también “dudas o aprensión respecto a la integración europea, manifestándose en un amplio abanico de posiciones críticas que incluye, entre otras, la oposición frontal y abierta a la UE”.

Por lo tanto, el euroescepticismo se basa en un sentimiento general de desafección con respecto al proceso de integración, la moneda única y el rol supranacional de las instituciones europeas. Basa su esencia en la duda, se relaciona con la incredulidad y tiene al menos tres dimensiones.

  1. Primero, como se anticipó, hablamos de un fenómeno político dinámico que ha cambiado a lo largo del tiempo dependiendo de la circunstancia temporal específica. Por lo tanto, el euroescepticismo es un fenómeno político adaptativo.
  2. En segundo lugar, el euroescepticismo no es la expresión de una sola ideología política, sino que contiene en sí mismos diferentes actores políticos, como partidos, movimientos sociales, instituciones nacionales, ciudadanos, la sociedad civil, etc.
  3. Al final, no se puede hablar de una corriente política homogénea, ya que el euroescepticismo abarca tanto a la izquierda como a la derecha, así como a menudo a las fuerzas políticas moderadas.

El euroescepticismo tiene una historia que ha evolucionado en paralelo con el proceso de construcción europea. La circunstancia temporal ayudó a definir gradualmente la agenda política euroescéptica.

En retrospectiva, debe recordarse que, incluso en el momento de la firma del Tratado de Roma (1957), algunos partidos de la democracia cristiana alemana y francesa, por ejemplo, temían el surgimiento de una organización internacional como la entonces Comunidad Económica Europea (CEE).

Desde los años ochenta y noventa, muchos partidos de izquierda y derecha han comenzado a ver a la CE como una organización que promueve las políticas de privatización, el capitalismo desenfrenado y la liberalización de los mercados de trabajo nacionales.

Después de la firma del Tratado de Maastricht (1992), la imagen de una Europa cada vez más “burocrática” y “tecnocrática” ha crecido a un clímax, sobre todo a comienzos del nuevo siglo. Indirectamente, por lo tanto, se ha creado una “cuestión europea” en todo el continente.

A pesar de la naturaleza multidimensional de este fenómeno político y su aparente incoherencia política, especialmente si consideramos su naturaleza “híbrida”, uniendo la derecha y la izquierda y por lo tanto acercándose al “populismo” más conocido, no se puede negar que el euroescepticismo de hoy sea una parte integral de los debates políticos europeos. Desafía la naturaleza misma de la Unión y se ha convertido en un movimiento que ahora ya no es ignorable y que, después de todo, también forma parte de los desafíos constantes que el mismo proceso de integración siempre ha enfrentado.

El próximo artículo tratará de presentar un mapa general de los principales partidos y movimientos euroescépticos en Europa y los posibles temas candentes de las próximas elecciones europeas 2019.

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Author: Leonardo Brambilla, CC BY-SA 4.0. Combination of the following images: